Pajareando por Ordesa II

Entre los valles de Añisclo y Escuaín, por encima de la cabecera del río Airés, se extienden una serie de suaves relieves (comparados con el entorno..) dominado por lapiaces, pastos y matorral cortados por barrancos y cañones llamado la montaña de Sesa o Sensa. Varias visitas en estos últimos días me han permitido disfrutar de los paisajes y fauna de la zona. 

















Montañas de Sesa desde la Estiva, al otro lado del Añisclo.



Lirios.

Se accede tomando el desvío a Belsierre y Puértolas desde Escalona (A-138 Aínsa-Francia). Una vez sobrepasado Puértolas, en una bifurcación tomar el desvío de la izquierda que lleva hasta Bestué (el de la derecha lleva a Escuaín). Antes de llegar al pueblo, comienza una larga pista con el firme irrregular que remonta el valle del Airés y llega hasta la barrera junto al límite del Parque Nacional. En el último tramo es muy habitual ver rapaces cicleando, muchas veces a nuestra altura y por debajo nuestro.





Quebrantahuesos adulto desde la pista.

Una vez en la barrera, hay dos opciones para caminar. La primera es ascender hacia los Sestrales, imponentes cortados que miran hacia el Añisclo. En una hora y media de fuerte subida te plantas en lo alto, con unas vistas estupendas en cualquier dirección que se mire. Abundan chovas piquigualdas y piquirrojas, buitre leonado, alimoche, águila real...y es fácil tropezarse con jabalíes, sarrios y marmotas.


















Los Sestrales vistos desde el Mondoto, al otro lado del Añisclo.


















Parte alta de los Sestrales mirando al Castillo Mayor y el Llardana.






Pared del Sestral Alto.










Marmota.



















Sarrios y roquero rojo.

La otra opción es seguir andando desde la barrera siguiendo por la pista y atravesar toda la zona de pastos por las bordas de Plana Canal hasta San Vicenda. Paseo cómodo de unas dos horas andando tranquilamente entre el ganado presente desde junio hasta octubre.





















Algunos rebaños de ovejas, vacas y caballos todavía suben a puerto en verano.

Una vez pasada la borda de Plana Canal y el primer barranco, la pista discurre cercana y paralela al cañón de Añisclo hasta San Vicenda. Desde cualquiera de las "proas" se puede disfrutar de buenas vistas y además es donde crecen "buxos" y otros arbustos y se refugian muchas aves, como perdiz pardilla, codorniz, acentor común, escribano cerillo, alcaudón dorsirrojo y zorzales charlo y común. En las zonas de pasto y piedras, colirrojo tizón, collalba gris, bisbita alpino y (atención) bisbita campestre, parecido al alpino.



Bisbita alpino.
 Colirrojo tizón.
Pardillo común.

















Pero lo realmente interesante de este lugar es el trasiego de quebrantahuesos que recorren el cañón. La presencia de varias parejas (o tríos, vete a saber) y el trasiego de aves inmaduras desde y hacia el comedero de Escuaín, permiten observar en condiciones extraordinarias toda la gama de plumajes desde perspectivas muy ventajosas para el observador, acompañados además de buitres leonados, alimoche y águila real.







 Varios ejemplares diferentes de quebrantahuesos.

Desde la borda de San Vicenda, se puede continuar por una senda que desciende hasta la orilla del río Bellós y después remonta por la margen izquierda hasta la Fonblanca y el collado de Añisclo. En las cercanías del agua habitan anfibios y reptiles tan emblemáticos como  tritón pirenaico, rana pirenaica y culebra de esculapio, y otros más comunes como sapo común, rana bermeja, sapo partero, lución, víbora aspid y culebra lisa septentrional.


Tritón pirenaico o guardafuentes.


Rana pirenaica.

Sapo partero macho con su puesta.

Sapo común.

Rana bermeja.

Culebra de esculapio.

Lución adulto (arriba) y joven (abajo).


Culebra lisa adulta y joven.

Víbora aspid.

Además de sarrios, corzos, jabalíes, zorros y marmotas, otros mamíferos más pequeños y discretos habitan estos parajes como el neverón o topillo nival, que ocupa canchales y caos de rocas.





Neverón o topillo nival.

















Especialmente interesantes son tres especies de murciélagos muy raras en la Península Ibérica, nóctulo gigante, murciélago bicolor y  orejudo alpino.
El primero es el quiróptero de mayor tamaño de Europa, muy ligado a bosques bien conservados donde encuentra refugios y alimento. En Añisclo se encuentra una de las poquísimas colonias de cría conocidas en España, donde la mayor parte de sus poblaciones residentes son exclusivamente de machos. Se supone que la mayoría de las hembras vienen en otoño a aparearse y pasar el invierno, para después regresar al centro y norte de Europa. Comienzan a volar con las últimas luces del ocaso y entonces pueden verse cazando insectos en vuelo. Llegan a capturar pequeños pájaros en migración.





Nóctulo gigante.


















Hembra y cría recien volada de nóctulo gigante capturados en Añisclo. 




















El murciélago bicolor es una especie común en el Este y centro de Europa. De carácter migrador como los nóctulos, recientemente se descubrió que, al menos algunos machos, llegan hasta el Pirineo al final del verano.




Murciélago bicolor.






















El orejudo alpino es uno de los quirópteros que más tarde se han localizado en España, pasando desapercibido en zonas de pastos supraforestales del Pirineo hasta hace 20 años. Se refugia en simas, grietas y bordas por encima de los 1.800 metros.




Orejudo alpino.















Desde Junio, cuando ya se ha retirado la nieve de la pista de acceso, hasta Octubre, es la época recomendada desde aquí para visitar esta zona, las montañas del Quebrantahuesos.



Comentarios

Lo más leído